Irte de
vacaciones y sentirte culpable por haberlo hecho.
Es curioso
el sentimiento de culpabilidad que uno puede tener por el simple hecho de
disfrutar de unas, más o menos, merecidas vacaciones familiares.
Sé que
son paranoias ridículas de un padre de familia de la “perseguida” clase media
española. Pero qué quieren que les diga… hay tanta, tantísimos ciudadanos que no pueden
permitírselo, ni siquiera planteárselo, que me siento un traidor-privilegiado-egoísta.
Son sentimientos y ante eso, no valen razonamientos objetivos.
Las vacaciones
como tal, tiene una función básicamente terapéutica y familiar. En ellas se
busca evadirse de la cotidianeidad del día a día; el trabajo, el colegio de los
niños, el hogar. Romper con todo eso y dedicarse de lleno a la familia y
disfrutar de aquello que el estrés no nos permite durante el resto del año, es
su objetivo.
El fin
como digo es ese, el conseguirlo o no, es otro cantar.
Volviendo
al sentimiento de culpa. He tenido una sensación extraña a lo largo de mis
vacaciones. Un sentimiento encontrado de disfrute y desazón a la vez. De
inmensa felicidad al observar lo afortunados que somos, y de frustración al
saber que muchos españoles no lo son tanto.
Todo
esto puede sonar a falsa modestia e hipocresía barata. Me da igual. Solo quiero
entender como los auténticos privilegiados que manejan el cotarro; políticos, magnates,
banqueros, reyes, príncipes y consortes... pueden tan siquiera, disfrutar de una
pizca de descanso en sus conciencias.
Supongo
que si un pringado, o sea yo, se da mal por las desigualdades sociales existentes.
Toda la jet-set adinerada gracias al pueblo que dirigen, contratan, hipotecan y
representan, se sentirán cuanto menos, un poquito mal e incómodos... de verdad
quiero pensar que es así.
Hoy no
pretendo hacer una reflexión de las clases sociales, no es la cuestión. Mi
escrito intenta indagar sobre los sentimientos que deben padecer nuestra Gente
Importante, ante semejante panorama nacional, en su” merecido” tiempo de asueto
y descanso vacacional.
Como he
comentado anteriormente, quiero pensar que sus vacaciones serán un tanto
agridulces (creo que el hombre es bueno por naturaleza). Sé, que merecen
disfrutar de los suyos como cualquier otro. Sé, que sus ajetreadas vidas
necesitan un parón para recargar sus pilas agotadas. Pero también sé, que sin son personas humanas (eufemismo), este
tiempo de ocio y relax, tendría que ser un suplicio infernal para muchos de
nuestros Gentleman People.
Quiero
pensar que las vacaciones para nuestra Gente Importante, será sin posibilidad a
equívoco:
- Un tiempo de reflexión donde descubran en lo más
íntimo de sus entrañas, el porqué de sus decisiones y las consecuencias letales
de sus actos.
-
Tiempo de abrazos filiales, donde vislumbren el
mundo que dejarán sus hijos.
- Tiempo de íntima amistad, donde el verdadero
amigo, intercambie pareceres cercanos, críticos y terrenales, sin consejeros
que enturbien realidades.
-
Tiempo de reencuentro con el ciudadano, abriendo
los ojos a la realidad.
- Tiempo de romper sus burbujas de mundo ficticio
y desprotegidos, descubran sus orígenes y sus ideales más sinceros.
- Tiempo de decisiones valientes y sinceras, donde
la España del Quijote destruya sus molinos y renazca de sus cenizas volviendo
a ser un País digno.
En definitiva,
que las esperanzas inocentes del que escribe, se tornen realidad y no sean
simplemente un sueño fugaz, como las Perseidas que alumbran nuestros cielos por
vacaciones.
De
esperanza muere el pez… ¿no era así verdad?
Oscar
Ara
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