Ser o
no ser… ahí radica la cuestión.
Se dice,
que a este mundo venimos para; nacer, crecer, reproducirnos y tarde o temprano,
morir. Si, ya sé que se hacen muchas más cosas a lo largo de una vida… como
plantar un árbol o escribir un libro. ¿Más todavía? Si seguramente habrá muchas más... o tal vez no.
De las
tres o cuatro cosas importantes que hacemos el común de los mortales, está la
de reproducirnos y tener vástagos que continúen la saga, y hereden nuestras
miserias. Con el beneplácito, claro está, de la Inmisericorde y Magnánima Santa
Madre Iglesia ¡Amén!
Lo de
reproducirse, ahora en serio, no es fácil. Para muchos, porque problemas
patológicos no les dejan concebir, y para otros, en el lado opuesto de la
disyuntiva, porque el tenerlos no es una alternativa posible. Me refiero a los
seguidores de nuestro Señor Jesucristo, “Dios y dador de vida…” y de los
mandamientos llevados a rajatabla. El OPUS. Éstos seguidores del evangelio, se
reproducen dentro del matrimonio, libres de pecado y sin chubasquero. ¡Como
está mandado! Y luego pasa lo que pasa, reproducciones a todo color y en blanco
y negro... qué la familia no tiene ni para echar un cafelito, da igual… qué el
devoto país Africano, Sudamericano o Pernambucano, tiene tasas demográficas
insostenibles para su economía y no tienen donde caerse muertos, no es su
problema. La iglesia dice que no son buenas, ni permisibles las contramedidas. Lo
del preservativo es inmoral y un pedazo de pecado como la cúpula de San Pedro.
Si eres buen cristiano; abstinencia o ya sabes… siempre hay alternativas.
Pero me
he liado, como casi siempre, hoy con teología barata de la mía, no la de los verdaderos
cristianos, a los cuales respeto por la gloria de mi santa madre. No me hagan
mucho caso, o mejor, tachen el párrafo anterior que hoy no tocaba.
Lo que
si tocaba, era escribir sobre la responsabilidad que adquirimos los adultos,
las personas humanas e incluso los animales que no son personas… la
responsabilidad, como digo, al traer un churumbel al mundo. ¡A todos nos
engañan! Te cambiará la vida. Será un antes y un después. Nunca te hubieras
imaginado tanto amor. Es lo más bello que puedas hacer. Le da un nuevo
significado a tú vida, etc… y así frases y frases hechas, que nos vislumbra un
mundo paradisiaco al candor de nuestros adorables y regorditos hijos...
¡Y una
leche! Lo que os espera padres incautos e imberbes, son; Noches en vela y no
precisamente por salir de guateque con los amigos, eso se acabo. Camisas mal
planchadas y pringosas de la vomitina de tu adorable hijo, que te delatarán en
el trabajo ante aquellas que antes te miraban como un galán irresistible, y que
ahora te ven como un pringado, ojeroso y descuidado cambia pañales. Madres
convertidas en una subcontrata andante de Leche Pascual. Los amigos dejaran de
llamaros, cuando descubran que han abducido a sus amigos los marcianos de
Parchilandia, y os hayáis convertido al monotemático mundo del “chiquillismo”
sin querer, sin daros cuenta…
¡No
seamos pardillos! Qué está bien traer niños a este canalla mundo… Siii. Para
quien los quiera y los desee con todas sus fuerzas, es… ¡hasta bonito! Pero no
lo mitifiquemos y seamos sinceros… ¡Es la mayor pringada que nos podemos hacer
en toda, y para toda nuestra puñetera vida!
Porque
claro, una cosa es ser padres (me refiero a los dos) y otra ejercer de padres.
Lo fácil (no siempre), permítanme la vulgaridad, es clavarla. Lo difícil viene
después. El cuidado, crianza y educación de ese adorable bebe, que sin darse
uno cuenta, se convertirá en un pequeño y testarudo preguntón de inagotable
vitalidad, al que poco después, le continuará un “pubertario” e insolente
adolescente, al cual reconoceremos solo por su DNI y poco más… al tiempo.
Con
ello y de un modo desenfadado, he llegado a plantearme las siguientes
cuestiones. Estamos todos capacitados para ser padres. Se merecen nuestros
hijos tener unos padres tan inútiles e incompetentes, en algunos casos. Nosotros,
como hijos que somos, odiamos a nuestros padres (metafóricamente hablando) por
lo que han hecho y la herencia que nos han trasmitido. Ser el Nº 1 de los
padres garantiza tener al mejor hijo… Preguntas con respuestas difíciles y
soluciones imposibles. Todos hemos oído la frase: “… los niños no vienen con un
libro de instrucciones bajo el brazo”.
Cuantas
variables se nos escapan, cuantas somos capaz de asimilar y poner en práctica.
El dinero es determinante o lo es más el amor fraterno aún siendo pobre. Un
sinfín de Etcéteras que cada familia tendrá que asumir y solventar muchas
veces, la mayoría, con el desesperante y antiquísimo sistema del ensayo-error.
Como
digo en mis desvaríos mentales. Ser padres y ejercer como tal a tiempo completo
y con toda nuestra buena voluntad, es el trabajo más arduo, costoso y
desagradecido en ocasiones, que un ser humano (supuestamente inteligente),
puede emprender en esta vida. Cuantas veces habré envidiado la libertad de mi
queridísimo hermano Lolo, que lo ha tenido siempre tan claro… o ¿no? A lo mejor
el que me envidia es él a mí. La cuestión es no estar contento nunca…
Y a
cuento de qué, se preguntarán, le ha dado a éste por escribir de reproducción
biológica humana.
Me
explicaré. “Estaba yo mirando por la ventana y he observado a un Papá sentado
en la mesa de su terraza muy concentrado frente al ordenador. En estas, que
aparece su hija a decirle algo, no sé el qué pero da igual, sea lo que sea
molesto al señor Papa que mando a la niña, con gesto firme e irritado, a freír
espárragos a las primeras de cambio y con las coletas entre las piernas. La
reacción airada del Papá, no es por lo qué le dice la pequeña y “pesada” niña.
La reacción es porque no respeta y osa molestarle en tan importante “momento
ordenador”. Hasta ahí los hechos.
Esta
acción que he contemplado, me ha llamado la atención por el trasfondo familiar,
educacional y de vida, que hemos adoptado como modelo y que nos lleva sin
remedio, a no sé muy bien qué lugar ni que sociedad en un futuro.
Que ese
Papá, en vacaciones, trate con ese desdén a la niña de sus ojos, a la qué adora
y ama por encima de todas las cosas… ¡Mooock! Tenemos un problema.
Nuestros
hijos nos adoran de momento, de pequeñicos. Solo desean estar con sus padres y
compartir con ellos; juegos, risas, abrazos, lecturas e incluso reprimendas y
castigos. Quiere que ese Papá que tanto trabaja y al que apenas disfruta, le
dedique en vacaciones todo su tiempo, para poder exprimirlo y así poder guardar
las sensaciones vividas estos días, para el resto del año. La sensación de
protección cuando su padre la abraza, con esos brazos tan enormes, no tiene
precio para esa niña. No hay imagen más tierna.
Mi
reflexión concluye como empezó. Ser o no ser… me lleva a esta otra frase
archiconocida: “¡Si hay que estar, se está! ¡Ir pa na es tontería!” De esta
manera, por ejemplo, no quiero tildar a aquellos padres trabajadores de 10/12
horas al día, de no querer a sus hijos. ¡Faltaría más!... pero no nos acomodemos
y disfrutemos de ellos ahora, cuando son pequeños, que luego no podremos, no se
dejarán. No nos escudemos en el trabajo y en nuestro “merecido” tiempo libre… Rememoremos
nuestra infancia y descubramos lo que nuestros hijos quieren de nosotros, y ofrezcámoselo.
Nos lo agradecerán el resto de su días, o quizás no…
Yo si
voy a dar la Gracias a mis Papás, por el simple hecho de haberos atrevido a
traerme a este mundo. Gracias por haberlo hecho lo mejor que sabíais y podíais.
Gracias por quererme y aguantarme… y sobre todo gracias por pertenecer a
vuestra familia y ser vuestro hijo.
Oscar Ara.
ohh! bonito el último parrafo. Tienes razón en muchas de las cosas que planteas, yo soy maestra, y en muchos casos veo niños que no se merecen esos padres. La gente, ciertos papás, no son conscientes de lo que supone crear una PERSONA. No una flor o una mascota que puedes dejar de regar o cuidar un día sin una consecuencia tan nefasta como la flor o al pez (que no se me malinterprete: respeto a todo ser vivo, simplemente por ser vivo). Pero en cuestión de personas, bajo mi punto de vista, es necesario ser más consciente de lo que se lleva entre manos; el tener hijos "porque es lo que hay que hacer en esta vida". NO, no hacer personas por obligación cultural. NO.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu post, me ha hecho reflexionar de nuevo. Gracias.
Un saludo, Verónica.