viernes, 23 de enero de 2015

DE ILUSO A ILUSO


Tú y yo somos buena gente, me consta, entonces ¿qué nos pasa? Hablamos y discutimos por lo de siempre, ¡la puñetera “Casta”! Descifrarte a veces me agota y el enigma me mata. Vivimos cercanos y amigo me llamas, o hermano o hermana… “el tonto el bote” no vale, pues tiene una tara.

Me hablas, te oigo y no dices nada. Parece que yo no cuento, me excluyes y finges no verme, ¡da mala gana! Discrepar es conveniente, sano y abre la mente e incluso la aclara. Somos diversos, complejos, la educación, las costumbres, la vida nos marca. Pero tu prisma es opaco, diferente y alejado del alma.

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Es difícil ver al otro, la imagen se empaña. Intentamos entendernos pero la lente no encaja, se nubla, se quiebra, se raya. Nuestras dioptrías divergen y la ceguera se instaura. Perdemos el norte, el objetivo, la causa. Mareados seguimos, no vemos nada y tropezamos de nuevo perdiendo el camino, la ruta, la fe y hasta la esperanza.

Razono las causas, incluso las tuyas las cojo con ganas. Las acomodo, las mezclo y las destripo en mi labia. Explico mis razones, mis quebrantos, mis dudas, también tus añoranzas. Entonces descubres que no son un mantra, ¡que es posible!… pero al rato te jartas, te ríes, te burlas e iluso me llamas.


Dices que soy un demagogo, un soñador, un paria. Que la realidad es distinta y no caben las flores, la utopía o la magia.  No me atiendes y divagas, me cuentas las penas, las glorias, las estafas. Tú sabes que es un engaño, lo tuyo no cuadra. Te enojas al rato, y la escucha… la escucha se alarga.

Es en la distancia del blanco al negro, donde los matices no encajan; los grises son sucios y los marrones huelen, dan mala gana. Buscando un mismo fin, los atajos no bastan. El compadreo, el amiguismo, el chupar pollas es una ventaja, para triunfar en el mundo del genocida, del psicópata impune al que tu suerte o mi vida, les trae al pairo. Les resbala.


Nos creemos las chanzas, las pantomimas, la desvergüenza y hasta sus ridículas caras. Intuyes que mienten pero, ¿quién da la talla? Entonces te paras, cavilas y dices - ¡ya basta! - Tu equivoco es legítimo y EL MÍO y el suyo… ¡En eso se amparan! Fabulan, pervierten, roban y estafan. Hacen de lo suyo un guateque, una fiesta, ¡una orgía pagana! Donde a nosotros… a nosotros simplemente nos retratan.

Y mientras, tú y yo seguiremos agilipollados, enfrascados en nuestras ridículas batallas. Rezando para que no nos jodan la paga, el sustento, la comida o las chuches de tu niña del alma. ¡Sí, esas que eran tan caras! Esas que “IVAn” a quitar anteayer… ¿o era pasado mañana?


Oscar Ara




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