En un artículo anterior escribí
sobre el peligro de idolatrar a personajes famosos. Más si cabe, si la persona en
cuestión era un niño o un adolescente, a los que su falta de madurez o de estrategias de discernimiento les puede confundir.
Escribí también de la idoneidad
de los "ídolos" elegidos en la sociedad actual, tan cambiante, tan globalizada y
tan peligrosa. Donde la información que disponemos puede ser infinita, gracias a
la multitud de canales de TV, internet y redes sociales que tenemos a nuestro
alcance.
En este punto quería empezar mi reflexión. La sociedad, al margen de la turbulenta revolución socio-política
que está viviendo, con manifestaciones diarias y conflictos en diferentes puntos del Planeta:
España, Grecia, Ucrania o Siria… vive en un mundo ficticio e irreal, que muy poco o nada tiene que ver con el mundo, la sociedad y las prioridades
de hace 20 años. Se aleja progresivamente de lo personal y cercano (familia, amigos) y se asoma por inercia a un mundo inabarcable e impersonal.
Creo en una teoría, que
seguramente será errónea y científicamente falsa… en la que comparo la cantidad de
información de 20 años atrás, con la ingente y desmesurada que disponemos
en estos momentos, y llego a la conclusión posiblemente simplista, de que ésta, la actual, es nociva e intencionadamente peligrosa
para la mayoría de los mortales. No puede ser buena tal cantidad de
desinformación.
La sociedad, en tan breve espacio de tiempo, no puede ser capaz de
gestionar y filtrar tanta cantidad de megabytes, canales de TV, Prensa y Radio, de
corrientes e intereses tan dispares y enfrentados... no estamos preparados para ello.
A principios de los 90, llegaron
las TV privadas (Antena3 y T5) que revolucionaron lo que hasta entonces se
había limitado a dos canales de TVE (La 1ª y la 2ª o UHF), donde la gama de colores arcoíris,
era aún una novedad en muchos hogares españoles, que poco a poco fueron dejando atrás
los blancos, negros y grises que recordaban otra España, una más vieja y caduca.
La España del Nodo.
Aproximadamente 10 años después y
tras unos años de implantación paulatina pero segura en las Empresas, entes Públicos
y Universidades. La revolución de Internet llego para quedarse. Sería definitivamente a principios del nuevo siglo, cuando internet inundo las
sociedades "avanzadas" creando un mundo paralelo. Un mundo virtual...¿verdadero?
Pocos años después y gracias a la
globalización que supuso internet, nacieron las redes sociales que todos
conocemos y de las que muchos de nosotros somos usuarios adictos: Facebook, Twitter... Esta nueva puerta virtual a la intercomunicación entre
individuos de diferentes lugares geográficos, pero con afinidades sociales,
culturales o políticas, a posibilitado que las redes sociales, el mundo
paralelo de internet, se haya situado como medio de expresión social y política,
muy a tener en cuenta por los gobiernos de los países en situación de especial
debilidad, entre ellos España... Colocándose
muchas veces como abanderado de la protesta y la reivindicación, ya
que los megabytes utilizados así lo hacen posible, ya que son más rápidos y suelen ir
muy por delante de las reacciones de los Gobiernos.
Todo esto está muy bien, pero qué
pasa con el día a día, con las relaciones humanas, las relaciones personales. Qué
pasa con las llamadas por teléfono al amigo, al hermano, que han sido sustituidas
por el correo electrónico o el Whatsapp, pasando en poco años, de la larga
e intimista conversación por teléfono entre seres humanos, a teclear emoticones
de dudosa gracia. Que ocurre con los adolescentes y adultos sentados frente a frente todos en la cafetería de un Centro comercial, tuiteando o Whatsappeando sin verse, abducidos.
Esta sobreinformación mal
gestionada, incluso por personas adultas, no solo por jóvenes. Nos lleva a ver,
a sentir y a vivir un mundo condicionado. Condicionado y guiado por los informantes. Gobiernos capaces de desinformar y de distorsionar la realidad
cambiando el rumbo de las cosas. Nos deja en manos de los estados, que utilizan
perversamente el marketing, para vender un estilo de vida único y verdadero (EEUU),
o bien utilizan la censura como salvaguarda de su verdad, ante cualquier
información proveniente del exterior (países como Cuba, China o Corea del Norte).
Con todo ello llego a la
conclusión final, de que actualmente, como hace 20 años atrás, las cosas siguen igual. Antes por el déficit y precariedad de la información recibida
y ahora por el exceso de esta, la desinformación que nos llega al ciudadano es la
misma. La que quieren las grandes Multinacionales, los Lobbies, las religiones fundamentalistas, los
dictadores que controlan y maniatan a los pueblos, los mercados financieros... y en consecuencia, la que nos quieren transmitir para tenernos aborregados y dormidos en una falsa democracia, hermosa revolución e incluso redentora Yihad.
Por lo tanto cuidemos los modos de
información y la grandilocuencia de los "personajes de paja". Seamos críticos siempre
y abramos la mente al contrario, al opositor. Así quizás, con la comparación
aprendamos a discernir mejor la verdad. Aunque esta no exista.
En eso echo de menos a mi abuela,
mi referente, mi modelo, mi inspiración.
Oscar Ara
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