Se
dice, se cuenta, se rumorea que cuando uno tiene poco o nada que decir, es
mejor permanecer quieto y en silencio.
En este
tiempo de parálisis emocional, he tenido la perversa tentación de pegar rapapolvos
a diestro y siniestro, a todo aquel vicho viviente que amparándose en su
condición de gerifalte, no hace otra cosa más que decir chorradas con la loable
intención, eso sí, de que los agilipollados y desdentados ciudadanos nos las
traguemos de un solo bocado y sin masticar. Pero señores, como digo, uno ya se
cansa.
En
estos convulsos días de ensañamiento político, en los que unos y otros
contendientes se dan tortazos como roscones de grandes… el mendas lerendas, o
séase yo, me hice a un lado y desaparecí a mí retiro particular intentando no
avinagrarme la sangre más de la cuenta y poder seguir todo lo cuerdo que mis
cortas entendederas me permitieran.
La
reconfortante pausa me ha confirmado la certeza, de que en este maravilloso país,
la inteligencia y el sentido común de sus pobladores, entre los que me incluyo,
nos lleva irremediablemente a otra época dorada, sí… a una 2ª Etapa de la
Ilustración que será recordada en las décadas y siglos venideros como la
definitiva reconquista de la razón. La razón que respalda las tesis de los
teólogos evolucionistas al decir que el homo-sapiens desciende por cuestiones
biológicas del chimpancé… pero donde no avisaron los muy cabrones, de la
posibilidad real y demostrada que tiene toda evolución de involucionar, de ir
marcha atrás, de volver a su esencia más básica e irracional, destapando las
miserias que llevamos dentro.
He
observado, con la objetividad que da la distancia, como la idea primigenia en
la que se fundamenta la evolución de la especie: la supervivencia de los más
dotados, de los más capaces, de los más fuertes… no había tenido en cuenta la
tara encontrada en un pequeño rincón del mundo llamado España. Porque en este apéndice
del viejo continente y por el caprichoso devenir de la historia, queda
demostrado que esa supuesta evolución de la especie, es una pantomima que los
españoles nos pasamos por el forro de nuestras vergüenzas, por decirlo
finamente.
Haciendo
un poco de memoria, a lo largo de los siglos los claroscuros han sido una
constante de nuestra larga historia. Hasta aquí todo normal. Pero volviendo a
la génesis del hombre hispánico y abordando solo los dos últimos siglos; desde
la aparición del “Deseado” Fernando VII y las diferentes Guerras Carlistas que
le sucedieron, los acontecimientos históricos han dibujado, desde entonces, una
negra y vergonzante trayectoria moral, intelectual y geopolítica que desencadenaría
en la perdida de la última Colonia (Cuba 1898). Poco tiempo después, a
principios del S. XX, germino un tiempo nuevo donde se intento modernizar y
culturizar un país anclado en el Medievo. Fueron unos pocos años de luces, un paréntesis
llamado 2ª Republica… ésa que un acomplejado General Francisco Franco dilapido
con el estallido de la sangrienta Guerra Civil, y que dividiría definitivamente
a un país en dos bandos: la derechona fascista de los terratenientes y la
izquierda de los rojos bolcheviques. Todo ello desemboco en una larga Dictadura,
donde la única razón que se conocía era la de la opresión del pensamiento
libre, el amedrentamiento y asesinato del diferente… y la doctrina inquisitorial
de la santa madre iglesia, como salvaguarda frente al mal (1939-1975).
En la
actualidad y después de una necesaria Transición Democrática impuesta con
calzador, que concluiría con una nueva Constitución Española… hemos vivido 40
años de sorprendente y ejemplar progreso social y democrático. En estas cuatro décadas;
hubo un desmantelamiento del centralismo con la creación de las Autonomías,
Golpes de Estado fallidos y sobre todo un sufrimiento salvaje por la lacra del
terrorismo asesino de ETA.
En estos
años de democracia, si de algún logro tendríamos que sentirnos orgullosos, es
de la consecución del Estado del Bienestar. Un logro, que tras 10 años de
locura del pelotazo, han esquilmado por completo y de un solo plumazo los gobernantes
que actualmente tenemos sentados en los pulpitos de la impunidad y del poder… con la ayuda cómplice de los
otros.
Presenciamos
cada día, abducidos e inmóviles, como las ocurrencias de unos patanes y
descerebrados vendepatrias nos devuelven de nuevo a nuestros ancestros con su enfermiza
visión creacionista, aquella que reniega de la similitud del hombre con ningún
trepa arboles peludo y que solo entienden la divinidad de nuestros orígenes,
desde la veracidad científica de la costilla divina de Adán.
Estos
mismos tipejos henchidos de Fe y catolicismo rancio, que rezan por la salvación
de sus almas y el perdón de los pecados… son los mismos que otorgan a la mujer
un rol meramente ornamental. Son los mismos que dan generosas limosnas en la
eucaristía dominical, mientras trapichean, roban y corrompen desde sus
asépticos despachos. Son los mismos que permiten expulsar a conciudadanos de
sus casas, mientras negocian la mejor rentabilidad de esos mismos hogares con
los “altruistas fondos buitres”. Y son los mismos, que desde su caritativo
entendimiento de la vida permiten que los Servicios Públicos, galantes de una
sociedad más equitativa e igualitaria, sean engullidos por opacas Sociedades Privadas
de amiguetes, zampándose de un bocado la Sanidad, la Educación y las Ayudas Sociales
que cualquier ciudadano despistado va a tener que pagar, para mayor gloria de
nuestro señor Jesucristo.
Como
pueden comprobar, se me va la olla totalmente y mis genuflexiones transitan
confusas sin coherencia ninguna. Pero es qué me hace tanto daño ver; como una
sociedad supuestamente adulta, puede ser capaz de reírles las gracias y jalear
los choriceos y embustes de estos garramantas, mientras les estafan y les
quitan la dignidad y la decencia… que como comprenderán, la liturgia de la
prosa me importa una mierda.
Por eso
les digo, que las cavernas que un día abandonamos, volverán a ser el único cobijo
que los tontos del culo tendrán para seguir loando con su voto e indiferencia,
las bienaventuranzas de los Templarios de la Fe y el Orden Patrio… mientras ven
el “Sálvame de Lux”.
Quiero
terminar mis delirios con el siguiente epitafio…
“Hemos
convertido la selección natural de Darwin, en un paradigma de dudoso encaje en
la Hispania del siglo XXI.”
Oscar Ara