Ruin y cobarde, así eres tú. Un
miserable que se alimenta de los demás, destruyéndolo todo a tu alrededor… sin
compasión.
Tu sola presencia es sinónimo de
terror y miedo. La historia te precede como el asesino desalmado que eres. Un
criminal sin conciencia.
No se te reconoce ni religión, ni
dogmas divinos. Ni filosofías o paradigmas de vida. La muerte es tu juego, tu
vida… tu rol. ¡Maldito seas!
Deambulas y jugueteas a la
ruleta rusa. Sorteando inmisericorde la maldición de tenerte cerca, demasiado cerca…
y lo haces sin avisar. ¡Cobarde!
Tu crueldad te lleva a no
entender la naturaleza del hombre, a no saber discernir entre las vidas
noveles o las vidas viejas, entre los seres queridos o los seres despreciables,
entre éste o el aquel. Eso te da igual… tu sorna y sarcasmo es doloroso. ¡Eres
un mierda!
Permaneces quieto e inerte, fumándote
un pitillo mientras observas de reojo a tu próxima presa;
inocente y confiada presa. El principio del fin ha comenzado.
Tu voracidad es variable, como buen
carnicero que eres, y sometes a tu víctima a un tiempo de tregua, que finalizará
cuando tu hartazgo caníbal desaparezca. Es la única esperanza que nos queda
para poder escapar de tus garras. ¡Bendita arrogancia!
No conoces de ilusiones, ni de
futuro, ni de esperanza. Eres ciego a la vida, al amor, a la familia o al amigo
del alma. Tu mundo de tinieblas no necesita de eso, pues la basura, el vomito y
la carcoma, es tu hábitat… tu maquiavélica chanza.
Viejo y eterno enemigo del
hombre, nunca descansas. Tu experiencia de guerrillero se mimetiza en la selva
de nuestras entrañas y te burlas y te mofas y te jartas de nuestra ingeniosa
torpeza de bata blanca.
La certeza de nuestra presencia,
no te amilana. Al revés, te envalentona, te hace más temible y voraz… una miserable
alimaña.
No se te conoce género, pero a
mí no me engañas. Eres varón, un puto mierda que solo se excita cuando coge su carnaza
por la espalda; para violentarla, humillarla, deprimirla y matarla. Eres el
macho cabrío, el diablo… el infierno en el alma.
Tu nombre no es femenino,
porque no sabes crear belleza, ni la hermosura del bebe que lleva la madre en
su vientre, en las entrañas. Ni lucharías con locura por él, a sabiendas de que
se va, de que se pierde… de que se escapa.
Tu nombre nunca puede sonar a
luz, a cariño… a la caricia y ternura que solo puede dar una madre - mi madre -
… la mujer, la abuela, la tía o la hermana.
Tú, MALDITO CÁNCER, eres un
simple bastardo que se llevo lo más preciado para una madre - a su hijo - a mí
hermano, al nieto, al sobrino… y simplemente lo hiciste porque te divertía, ¡porque
te dio la puta gana!
Para todos los que sufren y sufrirán
esta mierda de enfermedad, no me hagan caso…
Porque lo que hay que hacer, es
plantarle cara decididamente al CANCER, y no perder nunca la ilusión, ni la esperanza
por los nuevos fármacos, por el I+D+I, por los funcionarios e investigadores de
bata blanca. ¡Por ellos hay que rezar! Y no por ese Dios timorato y endeble ocupado
en mil batallas.
Hermano hazme sitio que iré, tardaré un ratico pero iré a tu lado…
Se lo dedico a mi madre y a
todas las madres que sufrieron o están sufriendo la pérdida de sus bebes… ¡Y a
ti también papá!
Oscar Ara
P.D:
Habrá quien lo vea demasiado duro y trágico… tiene razón ¡Lo es!