Perdónenme
si mi prosa es confusa y un tanto desequilibrada, pero un mes sin fumar tiene
efectos colaterales de difícil diagnostico y control. Mi cabeza va por libre y…
¡diooos! que duro se me hace escribir sin el pitillo en la boca y los aromas
humeantes del Winston entrando a sus anchas por la cornea de mis ojos,
saltándome el lagrimal y llegando hasta la medula o más adentro. ¡Como lo echo
de menos!
Sí, un Humphrey Bogart cutre y salchichero, lo sé.
¡Enfin!
(“anfan” se pronuncia en francés). Todo sea por mis niños… mi salud y el
bolsillo claro.
Bueno,
al rollo.
En estos
días tan señalados como hoy, #20N. De fechas convulsas y celebraciones tan diversas.
Donde la confusión y la bronca continua en el panorama político y social están
a flor de piel, por casos como;
- La resolución final del juicio del Prestige, con el “Nadie ha sido”. 11 años de espera para esto. Nunca menos, pudo hacer maís estropicio.
- La aceptación del juez Ruz de posibles indicios de financiación ilegal del PP, al tener una cuenta en B “continua en el tiempo” dice, más de 20 años...
- La 8ª operación y parece definitiva de la cadera del Rey, que si apareciera dentro de 10.000 años en un Atapuerca del futuro, la considerarían el eslabón perdido de la civilización. Eso no es una cadera, es pura tecnología relojera Suiza…
- El 50 aniversario de la muerte de JFK. Que por cierto, hay fuentes que aseguran que no existió. Que todo fue un montaje de la CIA, el FBI, la KGB, el MOSSAD, la TIA y Luis Bárcenas que ya apuntaba maneras…
- La imposición por decretazo de la LOMCE, por el empecinamiento del ministro que mejor representa lo que nunca debería ser un político y por ende el partido al que representa… el ínclito, altivo e intransigente Ministro Wert y la más rancia derechona.
- La nueva Ley de Seguridad Ciudadana, que nos convierte a los ciudadanos, en un poco más maleantes y delincuentes de lo que ya éramos, al insistir en violentar con manifas, las tranquilas vidas de nuestros pobrecitos, oprimidos y desvalidos políticos y Gentleman People… ¡Violenta España! Sois todos unos perroflautas y quema contenedores, incluso tú que eres de la mayoría silenciosa, tu también sí, por callado e instigador. Y ojo vosotros, los padres que vais a recoger a los niños al colegio, abriros pronto, que más de 4 personas cuchicheando en la calle es considerado como agrupación conspiranoide y altamente peligrosa, al intrigar sobre si el cuaderno del crio tiene que ser de cuadricula o de folio en blanco… generando EREs y destrucción de empleo en el sector de los trazadores de líneas y cuadradillos en los cuadernos de tapa dura. Ojito que es delito.
- Los dos años de legislatura de Don Mariano Rajoy… Eh… Umm… Sin comentarios. Nada, no. Hoy no toca. Fin de la cita. Hoy llueve… No comment, nothing. No parle pas, no parle jamain. Rien de rien… ¡Mamonazo! (se me escapo, lo sabía)
- Y como no, la conmemoración de los 35 años de la muerte del excelentísimo hijo de la gran… y célebre frase ¡Una, Grande y Libre! y precursor también de la tríada, Una Patria, Un Estado, Un Caudillo… Don Francisco Franco y Bahamonde. El Generalísimo. DEP para siempre jamás…
Como
digo, en días tan señalados y reivindicativos como estos, no me apetece entrar al trapo. Estoy “jarto”, cansado de “minucias” que nos tienen a todos
locos y absortos, lejos de lo realmente importante. Hoy por motivos personales
quiero escribir con el corazón en la mano, me apetece que conozcan a una
persona. Una de las más importantes en mi vida. Mi añorada y queridísima
abuelica, que por estas fechas hace ya 2 años, decidió dejarnos, nos abandono.
Esa
persona, mi persona. Era delgada y de fina figura (como el Quijote, sí) De piel
fina y delicada. Pelo blanco, tez clarita y arrugada. De rostro envejecido prematuramente,
muy pronto. Excesívamente arrugado como suele ocurrirles a los trabajadores del
campo. Trabajadora incansable. De culo inquieto, no podía parar ni un segundo. Nerviosa
y parlanchina. De sonrisa fácil y contagiosa, sincera y amplia. Sociable. Amiga
y cariñosa con sus conocidos. Sin un mal gesto o actitud altiva. Humilde y
campechana. Esa persona era Mi Abuela. Mi Yaya Victoria.
Con 92
años de edad, Doña Victoria decidió reunirse con sus seres queridos, en ese
cielo en el que ella tanto creía y que yo tanto respetaré. Quería estar con el
que 31 años antes la había abandonado a su suerte, dejándola viuda demasiado
pronto, su marido, el Abuelo Felipe. También partió decidida a reunirse con el muchacho
que le arranco en vida, el dolor más fuerte
e intenso que una abuela puede sufrir, la pérdida de un nieto. Seguramente uno
de sus penas más grandes y de toda la familia, que le desgarro por dentro el
corazón y hasta el alma. Ahora, sonriente junto al Yayo Felipe, estará
disfrutando de su queridísimo y añorado nieto
Norberto. Mi Hermano. Con él verá el fútbol o jugará al guiñote que tanto les
gustaba a ambos, acompañando siempre el momento con “las mejores torrijas del
mundo” y un café con leche condensada.
A ella
le sobraron días de estancia en la Tierra. Quería partir. Marchar cuanto antes
para no molestar. No quería ser cuidada. Quería cuidar, ayudar, querer, jugar,
hablar, participar. Quería sentirse útil, no un estorbo, como se cansaba de
decir. Quería desaparecer ya, por no molestar. Quería ser recordada por lo que
dio y no tanto por el tiempo que quito a sus hijos y nietos. Sobre todo a su
hija mayor. Mi Madre Rosa. Su hija y amiga. Uña y carne. Su refugio. Su
salvación. Un dúo, donde no se sabía quién aportaba más a quién. Un dúo del que
todos salíamos beneficiados. El dúo que fundamentaba el eje y el alma de esta
familia, de mi familia. Madre e hija. Mis
referencias. Mi espejo.
No
quiero escribir sobre ella, ni descubrirla. Eso queda para nosotros, sus
íntimos. Solo quería resaltar su importancia e indudable carisma dentro del
seno de una familia humilde y trabajadora como es la mía. Quizá también tú tengas
esa abuela imprescindible y aglutinadora. Una abuela de sonrisa fácil, con el
tono de voz sosegado por la experiencia del que se sabe más sabio. La abuela de
gesto amable y protector, la abuela de las albóndigas en salsa de tomate, de
las lentejas con tocino y los huevos fritos con patatas que tanto nos gusta.
Esas abuelas que por el destino del tiempo, desaparecen pronto de nuestras
vidas, dejando la mayoría de las veces un vacío enorme, difícil de llenar. El
vacío de la ternura que solo sabe dar una abuela. Mi Abuela. Quizás tú abuela.
Por eso
hoy veintitantos de Noviembre quiero honrar y recordar el fallecimiento de Mi
Abuela, por encima de cualquier otra celebración o conmemoración baladí. Quiero
honrar la memoria de una persona, que influyo en mí para el resto de mis días. Ofreciéndome
lo único que tenía; su cariño, su mirada, sus cuidados y su manera de ser y sentir
la vida. Su entrega incondicional, sin contraprestaciones. El amor más puro y
verdadero. El cariño de abuela, de Mi Abuela.
Unas
pautas de vida, de comportamiento y de entender el paso por este mundo, un poco
olvidados en la actualidad… entendidos desde la humildad, la sencillez y el no
molestar al prójimo, sin hacerse notar, como ella vivió y sintió la vida.
La vida
de una mujer de principios de siglo XX, que vivió seguramente los cambios
tecnológicos, políticos y sociales más importantes que nunca nadie pueda ver y
vivir jamás. Que engloba desde la revolución industrial, a la revolución de
internet y las redes sociales, pasando por una Guerra Civil criminal. Y lo hizo
con naturalidad, adaptándose y sobreviviendo. Como hizo todo en su vida; Sobreviviendo
a los derechos de los trabajadores, al derecho al voto de la mujer.
Sobreviviendo a la guerra civil, a la muerte y exilio de hermanos y familiares en
la contienda. Adaptándose a la post guerra, a las carencias y necesidades que
provocaban las cartillas de racionamiento. Sobreviviendo al duro trabajo de sol
a sol, con la naturalidad e inocencia del que no siente carencias, porque nunca
ha tenido nada. Adaptándose y sobreviviendo al hecho de tener que sacar a
delante una familia dignamente. Emigrando a la gran ciudad, dejando amigos y
partiendo de nuevo a lo desconocido. Sobreviviendo y adaptándose. Volviendo a
empezar.
Con
toda esta palabrería dislocada en el texto torpemente, solo buscaba la purga interior y el recuerdo. La añoranza
de momentos inmensamente felices junto a Mi abuela y la ilusión de poder contar
al mundo que ella existió e hizo de su nieto, una persona mejor. Gracias Yaya.
Para
terminar, una reflexión definitiva aprovechando la coyuntura.
¡¡Allá va la despedidaaaaá!!
"Ni mil Caudillos
o Generalísimos. Ni mil Caudillos y Generalísimos Francisco Franco se podrían
comparar con mi abuela. No le llega ni a la suela de sus alpargatas. No, porque
Don Paco, a sus amantísimos nietos no les daría ni la quinta parte de amor que
me dio a mí y a mi familia, Mi yaya Victoria."
Paco,
lo tuyo era otra cosa… lo del querer, déjalo en manos de Mi Abuela. La Abuela Victoria.
Oscar Ara