jueves, 24 de octubre de 2013

FRENTE AL TERROR, DERECHOS HUMANOS.



Recuerdo mis manos blancas en alto. Recuerdo las miles de manos alzadas hacia el cielo azul, que dibujaban una marea blanca infinita… era el 13 de Julio de 1997. Miles de ciudadanos nos manifestábamos en Zaragoza, frente a la Basílica del Pilar, en contra de la barbarie y la fría crueldad demostrada por ETA al asesinar a Miguel Ángel Blanco. Aún hoy, y tras 16 años del lamentable suceso, se me pone la carne de gallina al recordar la indignación, el cabreo, la rabia y la herida tan profunda, que dejo el asesinato del concejal de Ermua en cada uno de los ciudadanos que ahí nos manifestamos. España salió a la calle, y creo equivocarme poco si digo, que ningún acontecimiento social o político ha conseguido unir a tantos ciudadanos, como la terrible muerte de Miguel Ángel Blanco Garrido. 


España quería demostrar ante los terroristas, que no aguantábamos más, que no les teníamos miedo, que no iban a poder con nosotros. Que nos abalaba la razón frente a la locura independentista abertzale, ganada con el tiro en la nuca. Dejando claro que si los políticos no habían podido o sabido… el pueblo sí que estaba dispuesto a abanderar el camino del triunfo de la vida, frente a la retorcida idea de un País Vasco, nacido a partir de la muerte. 

La democracia se alzo con una sola voz y con las manos en alto, enfrentándose a la barbarie del asesino. El pueblo le dijo “Basta Ya”. Fue el principio del fin de la organización terrorista ETA. 

Pocas veces en la vida he tenido una sensación tan amarga de indignación y rabia entremezcladas. Dispuesta a explotar, a dejarse llevar, a manifestarse sin tapujos ni miramientos. Pasará lo que pasará. Pero una vez más, demostramos que no somos como ellos. Demostramos que tenemos conciencia, ética y valores. Y sobre todo, demostramos la humanidad de la que ellos carecieron siempre. 

La decencia de un país roto por el dolor, de sus ciudadanos. Permitieron que la paz social alimentada con el poder de la razón y la apuesta por el respeto a la vida, se mantuviera firme y vigilante, frente a la provocación siempre cobarde del que se sabe protegido y amparado por las leyes del país al que extorsiona, aterroriza y asesina, con maquiavélica delicadeza. Los cobardes asesinos de ETA y sus secuaces de la kale-borroka.

Lejos ya de ese fatídico acontecimiento terrorista y de muchos otros que cada uno de ustedes recordaran en los más de 35 años de terror de la banda aberzale. Estos días nos dan otro culetazo en la nuca. ¡Zas! 

“El asesino de tu hija, hermano, madre o abuelo, en pocos días estará en la calle.” Se puede leer en la prensa más sensacionalista.
-¡¿Pero quien cojones dice o hace esa barbaridad?! Dirá cualquier afectado o víctima del terrorismo Etarra.
- Lo dice el Tribunal de Estrasburgo de Derechos Humanos, en base a la imposibilidad de retroactividad de las leyes penales aplicadas en las sentencias condenatorias…
- ¡De qué cojones me hablas! Como van a salir de rositas, si tienen pendientes 2.500 años de cárcel por los 20 asesinatos cometidos… ¿Han perdido el juicio o qué?

Esta dialogo dramatizado puede ser la reacción perfectamente comprensible y lógica de cualquier afectado directo o no, ante la noticia de la liberación inmediata de ese terrorista, ese asesino en serie, que cometió éste o aquel atentado, éste o aquel asesinato violento. Los ciudadanos españoles no comprendemos, no es de lógica comprender, que un asesino terrorista tenga una sentencia de 3000 años y a los 20 o 25 salga de prisión. No es justo. Es una INJUSTICIA.



Pero claro me pongo a indagar, a leer, a informarme y  descubro el porqué de la sentencia. Resulta que hasta 1995 estuvo vigente el Código Penal Franquista de 1973, lo que posibilito a asesinos con penas de 3000 años de condena, a cumplir solo el máximo legal permitido por entonces, 30 años de cárcel. Y además, aprovecharse de los beneficios penitenciarios (estudios, trabajo…) que permitían rebajar considerablemente la pena final (restaban un día de condena por cada dos días de trabajo en prisión). Por lo tanto, los reos condenados antes de 1995 y según el Código Penal vigente en esos momentos, se aprovecharían de esta laguna jurídica por la inacción de los políticos de turno, que no supieron o no quisieron ver, por motivos de políticas antiterroristas supuestamente “estudiadas” y “acertadas”, una desproporcionada y clara injusticia entre los delitos cometidos y las penas impuestas. 

Y claro, el follón mayúsculo viene por la libre interpretación del Tribunal Supremo respecto al ya derogado Código Penal de 1973. Hecho ocurrido en el 2006, donde se considero que la reducción de pena por los beneficios penitenciarios, se empezarían a contar desde la totalidad de los años de condena (3000 años), y no desde el máximo de su cumplimiento en prisión (30 años).

Esto nos lleva a que la Sra. Asesina, no sé ni su nombre ni me importa. Va a beneficiarse de una pifia del tribunal Supremo, del Tribunal Constitucional y de los políticos de turno que por entonces nos gobernaban. Por el error en la aplicación inadecuada y con calzador de la doctrina Parot (2006) en el Código Penal del 73. No se podía, era inconstitucional y contraria al Convenio Europeo de Derechos Humanos, decían distinguidos Juristas y Catedráticos en Derecho Penal, alegando que:”los delitos se juzgan siempre conforme a la ley vigente en el momento de su comisión, aunque luego esa ley resulte derogada”.

De manera que desde el Tribunal de Estrasburgo (TEDH), aceptado por España en el 79 como máximo galante de los DDHH y con la ley en la mano. Nos tiran al traste la aplicación de la doctrina Parot (desde el 73 al 95). Por la desidia hacia esa ley Franquista que no supimos cambiar, no quisimos cambiar o cambiamos tarde y mal, en tiempo y forma. Tal y como acostumbramos hacer las cosas en este país; maestro en la improvisación, de las chisteras con sobres en B, o de los trileros del poder qué ven brotes verdes donde solo hay miseria y recortes. Cómo lo llaman… Marca España.

Todo lo acaecido estos días, el batiburrillo de noticias cruzadas, la representación luctuosa del Gobierno teatralizando la reacción ante una noticia que sabían cómo cierta e inminente, con la única intención de pasar la patata caliente al Gobierno  de ZP. Nos sitúa en un contexto delicado y peliagudo. Entre los que entienden, que la resolución del TEDH tiene que cumplirse y acatarse por mucho que nos duela, y los que en virtud de la soberanía de España, lo ven como una intromisión y un insulto a las víctimas del terrorismo.


Todos llevan razón. Pero la ley solo sabe de leyes y no de razones. Sabe de hechos consumados y no de vidas rotas para siempre. Sabe de interpretaciones jurídicas y no tanto de la injusticia que favorece al criminal frente al dolor de la víctima. Porque el TEDH está por encima del bien y del mal. Fue éste, el Tribunal que anulo las pretensiones de entrar en el panorama político español a la izquierda abertzale más radical y también es éste, el que ahora les favorece al permitir que la Sra. Asesina salga de la cárcel, al revisar y corregir la aplicación de la ley. Esa misma ley de la que se mofaron los asesinos. Esa misma, hoy les defiende. 

Por eso creo, que estos días marcaran la victoria definitiva ante ETA. Y me explico. La democracia española, aceptando las reglas de juego que todos nos dimos con la Constitución del 78. Decidió vencer al terrorismo dentro de la legalidad del estado de derecho, salvo por el bochornoso caso GAL destapado en la época de Felipe González. Hecho excepcional, que no puede empañar las actuaciones modélicas de  las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado; que supieron sufrir y encajar con asombrosa profesionalidad, el castigo al que les sometía la banda armada, sin dejar de velar en ningún momento por nuestra seguridad con la realización de su trabajo. Vencimos a pesar de la soledad internacional que durante tanto tiempo tubo España respecto al Tema Vasco. Vencimos a pesar de los políticos o por los políticos, según se mire. A pesar de la utilización absurda y cínica del terrorismo como arma electoral, que llevo a muchos concejales y alcaldes de los pequeños municipios del País Vasco a sufrir de otro modo, con su propia vida, la política hecha desde los despachos de Madrid.  

Pero a pesar de los pesares, finalmente conseguimos derrotarlos después de casi  cuatro décadas de terror. Tras 829 asesinatos, miles de extorsiones y 84 secuestros. ETA, en el 2011, anuncia el cese definitivo de la violencia armada. El fin del  Genocidio sistemático, había llegado.


Entonces, si lo que nos llevo hasta aquí, fue el estado de derecho y el cumplimiento de sus normas y leyes prescritas. Ahora no podemos ni deberíamos querer, saltarnos esas leyes que tanto nos costó respetar. El sufrimiento de los ciudadanos durante estas cuatro décadas, lo echaríamos al traste si incumpliésemos las leyes que como país nos obligamos a cumplir, las leyes primigenias de los derechos fundamentales que nos hace ser seres Civilizados. LOS DERECHOS HUMANOS.

Esos derechos que como dije, nunca fueron capaces de cumplir ellos. Lo que nos diferencia hasta el infinito, de los asesinos. Por muchos motivos ideológicos, culturales o ancestrales que pudieran tener. Ellos Mataban, asesinaban a sangre fría, extorsionaban a su propio pueblo, secuestraban y aterrorizaban a sus vecinos, a su “querido” País Vasco.


Por ello. Y como yo no soy ni remotamente como ellos y aunque me duela. Yo respetaré los Derechos humanos. Respetaré las leyes y respetaré la vida por encima de cualquier otra cosa. Y como lo que toca, es respetar la decisión del TEDH por una torpeza jurídica. Lo haré. Aún sin el perdón de los asesinos, me la pela. Lo tenemos que hacer. Porque somos capaces de entender las leyes, desde el castigo y no desde la venganza. Porque somos infinitamente mejor que ellos… Lo tenemos que hacer. Porque queremos poder mirar a los ojos de nuestros hijos y decirles: “Tu vivirás en un mundo civilizado, donde la ley de la justicia no siempre se entiende, pero te hace más libre y más humano”. Algo que la Sra. Asesina nunca podrá decir a sus hijos, a sus nietos o a sus sobrinos si los tuviera. 

SI A LOS DERECHOS HUMANOS SIEMPRE Y AHORA MÁS QUE NUNCA.

 
“Entiendo que muchos no lo entiendan.”

Oscar Ara










sábado, 19 de octubre de 2013

NOMBRES DEL SUR



Una vez más me dispongo a aporrear el ordenador sin saber muy bien dónde me va a llevar mi próxima reflexión. Sé el qué, pero no tanto el hasta cuándo. No lo sé, lo prometo. El tema a tratar merece delicadeza y cuidado. 


Intentaré enfocarlo desde un punto de vista de cuestionamiento personal y humano, buscando despertar en nuestras conciencias adormecidas por las miserias irrelevantes y cotidianas del día a día, un halo de esperanza y de ilusión.


Los datos si los quieres, los tienes con un solo clic. Empezaré.
 

Al norte del Globo Terráqueo. Nombres como Javier, Susana y Manuel. También Albano, Cornelia y Giuseppe, si. Incluso ustedes los de más arriba, Helmuth, Hilda, Colette y Simone. Todos, son nombres de ciudadanos europeos, el mío también. Representamos y formamos parte del 1er Mundo. El mundo desarrollado. El mundo de la sociedad del bienestar y de las libertades. Ese mundo que vende un producto sin competencia, único e intransferible. Un producto de valores tan loables y universales como la igualdad, la libertad y la fraternidad, de todos y entre todos los ciudadanos por igual, sin menoscabo de su sexo, raza o religión. En definitiva, el mundo de la “DEMOCRACIA”. 


¡No me digan, qué ustedes no lo comprarían!


Pertenecemos como digo, al mundo de las libertades y la justicia social. Libertades desgraciadamente conquistadas en las dos grandes Guerras del pasado siglo, con la sangre de millones de vidas que defendieron los principios e ideales nobles y justos, que tanto costó conseguir a lo largo de la historia. Un pueblo para el pueblo y por el pueblo. La Democracia debía de vencer al vasallaje. Para eso se lucho contra la tiranía, la xenofobia y el autoritarismo que el Nazismo y el Fascismo promulgaban.



Ahí estuvo Europa, siempre presente. Siempre a la vanguardia y con un papel protagónico. Siendo parte y causa por igual. El viejo continente fue el escenario triste y desolador del teatro de la guerra. Donde se libraron batallas y acontecimientos cruentos y salvajes por todos conocidos. Entre los que cabe destacar el mayor holocausto y genocidio, que la historia jamás haya vivido.


Los opresores, se encontraron una resistencia tenaz, valiente y decidida de países distantes ideológicamente, pero que se unieron en la lucha de un futuro más humano y menos gris… (Sé que es una utopía y que hubo otros intereses, pero permítanme la licencia romántica del que escribe). El resultado final, sirvió para salvaguardar de las tinieblas al “único” mundo valido para una civilización moderna y cada vez más globalizada en la que se iba a convertir Europa y su socio histórico nacido de la misma raíz, los Estados Unidos de América. El mundo de la Democracia Capitalista, dio comienzo.


Al sur. Nombres como Mamadou, Nala, Azalee, Alika, Emeka, Kibo o Selassie son por el contrario, nombres de algunos de los miles de inmigrantes, que durante tanto y tanto tiempo. Mucho. Demasiado. Han ido dejando sus vidas en las tibias aguas del Mediterráneo, por el intento de cruzar la única frontera natural que les impide llegar al otro lado. Al rico Norte. 




Nombres fúnebres, que en su día estuvieron llenos de vida y de ilusión por el sueño de ver y vivir en un mundo mejor. Un mundo que poco tiene que ver con el suyo. Un mundo africano lleno de hambruna y pobreza extrema. Un mundo de mujeres lapidadas y despreciadas. Un mundo de guerras étnicas y de niños que matan para los mayores. Un mundo de religiones mal entendidas y que olvidaron su verdadero dogma. Un mundo dejado y abandonado a su suerte por la llamada civilización occidental y en el que campan a sus anchas Dictadores disfrazados de políticos corruptos y sin escrúpulos, impuestos por occidente. Un mundo controlado por los lobbies del petróleo, de las farmacéuticas, de los minerales preciosos y/o valiosos… que convierten al continente africano en un caldo de cultivo siempre listo para explotar y ser explotado. 


Nombres también en definitiva, que representan a los millones y millones de ciudadanos que pueblan los diferentes países que integran el gran continente africano, que fue origen de la civilización y de la cultura. El inicio el mundo, su Génesis. Un mundo que les olvido, o mejor aún, les tenía que haber olvidado y dejado en paz.


Países que conforman un continente expoliado, saqueado, esclavizado y utilizado desde el África Mediterránea del norte, al África negra del sur. Desde el cuerno de África en oriente, a la costa Atlántica en occidente, da igual. Todo un expolio que empezó en el siglo XVI con el envió de esclavos al Nuevo Mundo y finalizo con la Época Colonial hace no tanto tiempo, mediados del siglo XX. Cuatro siglos de imposición de una civilización salvadora y redentora, la europea. Sobre otra civilización salvaje y pecadora, la africana. A la que se intento librar de sus ritos y superchería ancestrales, sin preguntar, a las bravas. Costumbres, culturas y creencias, que a los ojos de las puritanas mentes del “civilizado” viejo continente, resultaban belicosas, salvajes y ofensivas. Curiosamente la misma sociedad, el mismo viejo continente que lucho enconadamente por un Mundo de esperanza y de libertad. Paradójico no. 


Todos, los unos y los otros, los civilizados y los incivilizados, los opresores y los oprimidos, los ricos y los pobres, los blancos y los negros. Todos, los del norte y los del sur, tienen nombres con apellidos, con padres y madres, con hijos y nietos. Nombres con rostro de tez más clara o más oscura, negra o rosada, de cabellos lacios o rizados, castaños o rubios. Nombres pertenecientes a un mismo mundo. De océanos azules y cordilleras abruptas que rozan un mismo cielo. Ese cielo en el que tanto aquí como allí aparece el arcoíris, producido por los rayos de un mismo sol, cada vez que la Tierra llora a los Nombres del Sur.




Nombres y apellidos que el azar geográfico colocó, tal vez por divertimento de los Dioses y su juego divino. En el par o impar. En el blanco o negro. En el Norte o en el Sur. En la esperanza o en la desdicha. En la opulencia o en la pobreza. En los vencedores o en los vencidos. 


A ti Luis, por poco y de refilón, te ha tocado la ficha ganadora del Norte. Casi intercambias papeles con Mohammed, que por un pelo divino del azar, gesto su nacimiento en la preciosa pero empobrecida ciudad de Marraquech. Está visto que la tragicomedia del destino burlón y caprichoso, marca los nombres ganadores y perdedores de salida. Y tu Luis, hoy tuviste suerte. La suerte de no ser un ilegal, un paria o un desdichado inmigrante. Enhorabuena.


En resumen, en un mundo de democracias ficticias y de conciencias adormecidas y anestesiadas ante las injusticias. Solo queda rezar, con que la única solución posible a tanta miseria humana, no sea otro conflicto mundial. Un tercero y definitivo que descoloque las polaridades de la Tierra, harta de tanta injusticia e inmundicia divina. Harta de llorar siempre al Sur.


 "En homenaje a los ciudadanos del mundo fallecidos en Lampedusa."



Oscar Ara