Recuerdo
mis manos blancas en alto. Recuerdo las miles de manos alzadas hacia el cielo
azul, que dibujaban una marea blanca infinita… era el 13 de Julio de 1997. Miles
de ciudadanos nos manifestábamos en Zaragoza, frente a la Basílica del Pilar,
en contra de la barbarie y la fría crueldad demostrada por ETA al asesinar a Miguel Ángel Blanco. Aún
hoy, y tras 16 años del lamentable suceso, se me pone la carne de gallina al
recordar la indignación, el cabreo, la rabia y la herida tan profunda, que dejo
el asesinato del concejal de Ermua en cada uno de los ciudadanos que ahí nos
manifestamos. España salió a la calle, y creo equivocarme poco si digo, que
ningún acontecimiento social o político ha conseguido unir a tantos ciudadanos,
como la terrible muerte de Miguel Ángel Blanco Garrido.
España
quería demostrar ante los terroristas, que no aguantábamos más, que no les
teníamos miedo, que no iban a poder con nosotros. Que nos abalaba la razón
frente a la locura independentista abertzale, ganada con el tiro en la nuca. Dejando
claro que si los políticos no habían podido o sabido… el pueblo sí que estaba
dispuesto a abanderar el camino del triunfo de la vida, frente a la retorcida
idea de un País Vasco, nacido a partir de la muerte.
La
democracia se alzo con una sola voz y con las manos en alto, enfrentándose a la
barbarie del asesino. El pueblo le dijo “Basta Ya”. Fue el principio del
fin de la organización terrorista ETA.
Pocas
veces en la vida he tenido una sensación tan amarga de indignación y rabia entremezcladas.
Dispuesta a explotar, a dejarse llevar, a manifestarse sin tapujos ni
miramientos. Pasará lo que pasará. Pero una vez más, demostramos que no somos
como ellos. Demostramos que tenemos conciencia, ética y valores. Y sobre todo, demostramos
la humanidad de la que ellos carecieron siempre.
La
decencia de un país roto por el dolor, de sus ciudadanos. Permitieron que la
paz social alimentada con el poder de la razón y la apuesta por el respeto a la
vida, se mantuviera firme y vigilante, frente a la provocación siempre cobarde
del que se sabe protegido y amparado por las leyes del país al que extorsiona,
aterroriza y asesina, con maquiavélica delicadeza. Los cobardes asesinos de ETA
y sus secuaces de la kale-borroka.
Lejos
ya de ese fatídico acontecimiento terrorista y de muchos otros que cada uno de
ustedes recordaran en los más de 35 años de terror de la banda aberzale. Estos
días nos dan otro culetazo en la nuca. ¡Zas!
“El
asesino de tu hija, hermano, madre o abuelo, en pocos días estará en la calle.”
Se puede leer en la prensa más sensacionalista.
-¡¿Pero
quien cojones dice o hace esa barbaridad?! Dirá cualquier afectado o víctima
del terrorismo Etarra.
- Lo
dice el Tribunal de Estrasburgo de Derechos Humanos, en base a la imposibilidad
de retroactividad de las leyes penales aplicadas en las sentencias
condenatorias…
- ¡De
qué cojones me hablas! Como van a salir de rositas, si tienen pendientes 2.500
años de cárcel por los 20 asesinatos cometidos… ¿Han perdido el juicio o qué?
Esta
dialogo dramatizado puede ser la reacción perfectamente comprensible y lógica
de cualquier afectado directo o no, ante la noticia de la liberación inmediata
de ese terrorista, ese asesino en serie, que cometió éste o aquel atentado,
éste o aquel asesinato violento. Los ciudadanos españoles no comprendemos, no
es de lógica comprender, que un asesino terrorista tenga una sentencia de 3000
años y a los 20 o 25 salga de prisión. No es justo. Es una INJUSTICIA.
Pero
claro me pongo a indagar, a leer, a informarme y descubro el porqué de la sentencia. Resulta
que hasta 1995 estuvo vigente el Código
Penal Franquista de 1973, lo que posibilito a asesinos con penas de 3000
años de condena, a cumplir solo el máximo legal permitido por entonces, 30 años
de cárcel. Y además, aprovecharse de los beneficios penitenciarios (estudios,
trabajo…) que permitían rebajar considerablemente la pena final (restaban un
día de condena por cada dos días de trabajo en prisión). Por lo tanto, los reos
condenados antes de 1995 y según el Código Penal vigente en esos momentos, se
aprovecharían de esta laguna jurídica por la inacción de los políticos de
turno, que no supieron o no quisieron ver, por motivos de políticas
antiterroristas supuestamente “estudiadas” y “acertadas”, una desproporcionada
y clara injusticia entre los delitos cometidos y las penas impuestas.
Y
claro, el follón mayúsculo viene por la libre
interpretación del Tribunal Supremo respecto al ya derogado Código Penal de
1973. Hecho ocurrido en el 2006, donde se considero que la reducción de pena por
los beneficios penitenciarios, se empezarían a contar desde la totalidad de los
años de condena (3000 años), y no desde el máximo de su cumplimiento en prisión
(30 años).
Esto
nos lleva a que la Sra. Asesina, no sé ni su nombre ni me importa. Va a
beneficiarse de una pifia del tribunal Supremo, del Tribunal Constitucional y
de los políticos de turno que por entonces nos gobernaban. Por el error en la aplicación
inadecuada y con calzador de la doctrina Parot (2006) en
el Código Penal del 73. No se podía, era inconstitucional y contraria al
Convenio Europeo de Derechos Humanos, decían distinguidos Juristas y
Catedráticos en Derecho Penal, alegando que:”los delitos se juzgan siempre
conforme a la ley vigente en el momento de su comisión, aunque luego esa ley
resulte derogada”.
De
manera que desde el Tribunal de Estrasburgo (TEDH), aceptado por España en el
79 como máximo galante de los DDHH y con la ley en la mano. Nos tiran al traste
la aplicación de la doctrina Parot (desde el 73 al 95). Por la desidia hacia esa
ley Franquista que no supimos cambiar, no quisimos cambiar o cambiamos tarde y
mal, en tiempo y forma. Tal y como acostumbramos hacer las cosas en este país; maestro
en la improvisación, de las chisteras con sobres en B, o de los trileros del
poder qué ven brotes verdes donde solo hay miseria y recortes. Cómo lo llaman…
Marca España.
Todo lo
acaecido estos días, el batiburrillo de noticias cruzadas, la representación
luctuosa del Gobierno teatralizando la reacción ante una noticia que sabían
cómo cierta e inminente, con la única intención de pasar la patata caliente al
Gobierno de ZP. Nos sitúa en un contexto
delicado y peliagudo. Entre los que entienden, que la resolución del TEDH tiene
que cumplirse y acatarse por mucho que nos duela, y los que en virtud de la
soberanía de España, lo ven como una intromisión y un insulto a las víctimas
del terrorismo.
Todos llevan razón. Pero la ley solo sabe de leyes y no de razones. Sabe de hechos consumados y no de vidas rotas para siempre. Sabe de interpretaciones jurídicas y no tanto de la injusticia que favorece al criminal frente al dolor de la víctima. Porque el TEDH está por encima del bien y del mal. Fue éste, el Tribunal que anulo las pretensiones de entrar en el panorama político español a la izquierda abertzale más radical y también es éste, el que ahora les favorece al permitir que la Sra. Asesina salga de la cárcel, al revisar y corregir la aplicación de la ley. Esa misma ley de la que se mofaron los asesinos. Esa misma, hoy les defiende.
Por eso
creo, que estos días marcaran la victoria definitiva ante ETA. Y me explico. La
democracia española, aceptando las reglas de juego que todos nos dimos con la
Constitución del 78. Decidió vencer al terrorismo dentro de la legalidad del
estado de derecho, salvo por el bochornoso caso GAL destapado en la época de
Felipe González. Hecho excepcional, que no puede empañar las actuaciones
modélicas de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad del Estado; que supieron sufrir y encajar con asombrosa
profesionalidad, el castigo al que les sometía la banda armada, sin dejar de
velar en ningún momento por nuestra seguridad con la realización de su trabajo.
Vencimos a pesar de la soledad internacional que durante tanto tiempo tubo
España respecto al Tema Vasco. Vencimos a pesar de los políticos o por los
políticos, según se mire. A pesar de la utilización absurda y cínica del
terrorismo como arma electoral, que llevo a muchos concejales y alcaldes de los
pequeños municipios del País Vasco a sufrir de otro modo, con su propia vida,
la política hecha desde los despachos de Madrid.
Pero a
pesar de los pesares, finalmente conseguimos derrotarlos después de casi cuatro décadas de terror. Tras 829 asesinatos,
miles de extorsiones y 84 secuestros. ETA, en el 2011, anuncia el cese
definitivo de la violencia armada. El fin del
Genocidio sistemático, había llegado.
Entonces, si lo que nos llevo hasta aquí, fue el estado de derecho y el cumplimiento de sus normas y leyes prescritas. Ahora no podemos ni deberíamos querer, saltarnos esas leyes que tanto nos costó respetar. El sufrimiento de los ciudadanos durante estas cuatro décadas, lo echaríamos al traste si incumpliésemos las leyes que como país nos obligamos a cumplir, las leyes primigenias de los derechos fundamentales que nos hace ser seres Civilizados. LOS DERECHOS HUMANOS.
Esos
derechos que como dije, nunca fueron capaces de cumplir ellos. Lo que nos
diferencia hasta el infinito, de los asesinos. Por muchos motivos ideológicos,
culturales o ancestrales que pudieran tener. Ellos Mataban, asesinaban a sangre
fría, extorsionaban a su propio pueblo, secuestraban y aterrorizaban a sus
vecinos, a su “querido” País Vasco.
Por
ello. Y como yo no soy ni remotamente como ellos y aunque me duela. Yo
respetaré los Derechos humanos. Respetaré las leyes y respetaré la vida por
encima de cualquier otra cosa. Y como lo que toca, es respetar la decisión del
TEDH por una torpeza jurídica. Lo haré. Aún sin el perdón de los asesinos, me
la pela. Lo tenemos que hacer. Porque somos capaces de entender las leyes,
desde el castigo y no desde la venganza. Porque somos infinitamente mejor que
ellos… Lo tenemos que hacer. Porque queremos poder mirar a los ojos de nuestros
hijos y decirles: “Tu vivirás en un mundo civilizado, donde la ley de la
justicia no siempre se entiende, pero te hace más libre y más humano”. Algo que
la Sra. Asesina nunca podrá decir a sus hijos, a sus nietos o a sus sobrinos si
los tuviera.
SI A
LOS DERECHOS HUMANOS SIEMPRE Y AHORA MÁS QUE NUNCA.
“Entiendo
que muchos no lo entiendan.”
Oscar
Ara