lunes, 20 de enero de 2014

GOBERNANTES DE PAPEL COUCHE

Amanece como cada día en casa de Oscar. Tiritando de frio, suena puntual el viejo despertador.
¡RIIINN!…
La señora Rosa es la primera en abrir los ojos casi con desgana, con resignación. Observa con melancólica ternura, como es engullida y atrapada literalmente por dos mozalbetes de largas y delgadas extremidades, que se acurrucan sin misericordia entre las tiernas y calentitas carnes de su mamá. Los tres miembros del clan Montalvo, permanecerán un ratico más allí, en la única cama de la única habitación de la destartalada casa, como ya va siendo costumbre en éste triste y frío invierno; acurrucados, envueltos y entrelazados entre sí, forman un protectorado, una coraza contra las inclemencias de la realidad. Conforman una unida y enternecedora piña familiar.



Norberto con 16 años es el mayor de los dos, y aunque no aparente tenerlos, es el cerebrito de la familia, la cabeza pensante, un maduro demasiado joven…  Por el contrario, Oscar es el bonachón, el mimado de la casa, el ojito derecho de  su madre, el chico que fue diagnosticado con un umbral de inteligencia por debajo de la media. Un chaval de 14 años con la mentalidad de uno de 8.

La casa de los Montalvo es miserablemente pobre y viene a formar parte de un conjunto de deplorables viviendas que un constructor sin escrúpulos construyo, allá por los años ´70. Seis monstruosos edificios de 10 plantas, habitados en la mayoría de los casos por inmigrantes, gitanos y ancianos que no tienen donde ir… Allí ubicados en medio de la nada está la barriada de San Nicolás, a las afueras de la gran urbe, seguramente la misma que la tuya...

En ese mismo momento y a tan solo unos pocos Kilómetros de ese quejumbroso lugar, Juanjo Federico es interrumpido violentamente de su pubertario y erótico sueño por un estirado y antipático mayordomo, llamado Pascual. 

   -  ¡Allez señorito Federicó, Allez!  ¡Bonjour pour le matin!     

Juanjo Federico pertenece a una adinerada y poderosa familia de la Jet Set, relacionada con el turbio mundo de las finanzas vinculadas con las farmacéuticas y recientemente con la emergente y lucrativa producción de los aceites de soja. Su padre, al que trataba de usted y veía una vez a la semana, como mucho, se lo había tratado de explicar sin éxito. Pero Juanjo Federico Navarro de Valmorán a sus 18 años, no estaba para atenciones y explicaciones aburridas, sabía lo suficiente.



Un mismo tiempo y un mismo lugar en un mismo país. Dos mundos con dos realidades distorsionadas por el exceso… el exceso de no tener nada y el de tenerlo todo. La ausencia de equilibrio es apabullante, hará caer a los de siempre.

Desigualdades eternas, dirán algunos. Esas siempre han existido y existirán; El eterno Norte y Sur, Oriente y Occidente. La eterna dicotomía entre Blancos y Negros, Creyentes o infieles. Y ahora, la triste novedad del incremento de las diferencias, de las desigualdades entre los Pobres, los que nada tienen y los Ricos, los influyentes y bendecidos Dioses del siglo XXI que todo lo pueden.

Desigualdades e injusticias que se acrecientan en este mundo equivocado, del empobrecimiento global… donde la clase dominante, la única clase en verdad es el 1% de la población del planeta, y esos Dioses que transitan por el limbo del bien y del mal, esos, deciden dominar al otro 99% de la población. Controlan los Gobiernos y sus políticas, sus finanzas, sus miserias e incluso las ilusiones pasajeras del ciudadano. Es un nuevo Caudillismo ilustrado por falsos testaferros nombrados por los ciudadanos y puestos ahí como monigotes, pasmarotes de barro, fácilmente prescindibles y moldeables… Son los Gobernantes de papel couche.



Esos, los todopoderosos, poseen la mitad de la riqueza, la mitad de la renta mundial. Tienen el mundo a sus pies… y lo pisotean todo. Y lo hacen para que se sepa. Para que no nos hagamos ilusiones. Para mitigar y acallar las voces de los iluminados, de los humanistas… para sabotear a los románticos que piensan que el mundo no tendría por qué ser así.

Ellos, nos tienen agarrados por las pelotas…

Y mientras Rosa, aún en la cama de su micro mundo, acaricia el sucio pelo de su pequeño, a la vez que le canturrea su canción preferida, una de un tal Pablo ….
-          “… y tú, y tú, y tú, y solamente tú
      Haces que mi alma se despierte con tu luz…”
El suave susurro de su madre despierta a Norberto, que un día más, lo comienza entre sollozos íntimos, entre lágrimas disimuladas que mojan su almohada. Llora lágrimas nacidas del desánimo, de la realidad tozuda e inquebrantable que le espera a él y a su familia, sumida en el negro pozo de la mendicidad y el vasallaje. Llora por un mundo de préstamos interesados y favores que nunca se acaban... por un mundo de esclavitud y humillación donde solo sobreviven los más fuertes y donde su hermano Oscar, antes que después, perecerá y será comido por las ratas.

Llora por vivir en un mundo donde no se le está permitido vivir…

Ese mismo día en menos de 2 horas, la familia Montalvo se someterá voluntariamente y por la cantidad irrisoria de 1.800€ (600 para cada uno), a la visita de unos siniestros señores de batas blancas y mascarillas ridículas, que les suministrarán un fármaco en proceso experimental que supuestamente combate la depresión, la tristeza y la furia del infeliz, del fracasado… permitiendo el fármaco, cambiar esos “malos hábitos” y sentimientos negativos, por unas sensaciones más placenteras, que adormezcan las conciencias y lleven al infeliz a un letargo continuo e inocuo. Convirtiendo al ciudadano, al pobre infeliz, en un Zombi risueño.

La Compañía Navarro & Smith, sabía el riesgo que asumía al no cumplir con las leyes universales de los derechos humanos, ni de la ética farmacológica. El hecho de poner en el mercado mundial antes que nadie un producto tan novedoso, merecía 100 veces ése riesgo. Era un producto que colmaría de éxitos a la Compañía y la situaría como líder mundial en el sector de la Industria Farmacéutica, aparte evidentemente, de los sustanciosos beneficios económicos... Todo ello con el único fin de erradicar de raíz el mal que asola a la humanidad entera; la inconformidad moral, la lucha social y el idealismo de las personas… Éste fármaco paliara la miseria humana y convertirá al ciudadano, en un ser más dócil y maleable.



Juanjo Federico Navarro de Valmorán, por orden expresa de su padre, sería el encargado de realizar el ensayo y de ponerse al frente de tan importante experimento farmacológico, seguramente unos de los más importantes de la historia de la humanidad.  

Fede, como le gustaba ser llamado en la intimidad, mando suministrar convenientemente las dosis del fármaco letal.

Empezó con el chico de la sonrisa enternecedora…



Oscar Ara



2 comentarios:

  1. Me ha impresionado este retrato de la sociedad actual .Es desgarrador. ¡Cuánto tenemos que reflexionar!. Saludos.

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  2. Gracias María, reflexionar para cambiar, para hacer algo... Actuemos!!

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