sábado, 9 de noviembre de 2013

LAS MANOS DE LA VERGÜENZA



"Con el puño cerrado no se puede intercambiar un apretón de manos." (Indira Gandhi)



Una imagen me impacto; ¡Vi unas Manos!

Se han fijado en sus manos.  

¡Mírenselas!
 
Pierdan un minuto y fíjense en ellas; en esa mancha nueva que nunca viste, esa pequeña cicatriz que ya no recordabas, ese dedo meñique que en su juventud fue recto y ahora le ha salido una "joroba deduna"... o en esa dureza perenne conseguida a base de mucho esfuerzo, demasiado.

Mírenselas. Sus viejas o jóvenes manos, sus trabajadas y anchas manos, las manos entre las manos, las superhéroes de las manos. Miren las manos de sus niños pequeños, sean hijos, nietos o sobrinos, son todas iguales; minúsculas, perfectas y rechonchas... aún por definir. Tan dulces y delicadas manos.

Mírense e intenten verse reflejados en ellas. Denles vida y piensen qué les dirían; si las trataste bien o nunca te preocupaste de ellas... Descúbranlas por un momento e indaguen. Son ustedes en sus manos.

Hay manos de dar más que de recibir o manos hábiles de mentiroso trilero. Hay manos delicadas y tiernas o manos que infunden terror y miedo. Manos castigadas y agrietadas por la vida o manos enfundadas siempre en guantes de seda. Hay infinidad de manos, incluso en una misma persona, hay diversas manos.

Las manos nos definen, son nuestras acciones, ejecutan nuestras bondades o nuestras perniciosas miserias. Son el puñetazo o la caricia. El dedo acusador o la palmada en la espalda. Es la mano opresora o la mano redentora. La mano que aprieta el gatillo o la que sostiene, sujeta y da equilibrio. Tú mano.

Existieron manos como las de Sorolla, Picasso o Dalí. Manos de artistas, generadoras de ilusión, celebres y creativas. Manos ilustres.  Pero también existieron manos como las de Stalin, Hitler o Franco, manos de puño cerrado e índice inquisitorial. Manos segregadoras y asesinas. Manos manchadas de sangre. Todas, las unas y las otras, son manos de un mismo mundo, de un mismo tiempo e incluso de un mismo lugar. Manos de terror o de esperanza. ¿Tús manos?



Hace unos días vi publicadas en la prensa, unas fotos de un inmigrante con las manos heridas, destrozadas y remendadas. Eran manos africanas. Seguramente exiliadas, expoliadas y abandonadas. Casi mutiladas. Despellejadas por la acción miserable de otras manos serviles y cómplices de una mano superior. Una de mayor rango. La mano Imperial del neoliberalismo más rancio. Una mano embustera, envuelta siempre por unos finos guantes de falsa democracia y libertad, que tapan la podredumbre de un Sistema con afiladas garras, que como buen depredador carroñero, ataca a las más débiles e indefensas manos de este mundo global. Las manos del violentado, esclavizado y utilizado inmigrante africano...

Es la mano que mece la cuna. La que decide quién puede ganarse la vida con sus manos o quién tiene que sufrir en sus propias carnes, las cuchillas de la humillación, de la indignidad y de la barbarie. 

Esas cuchillas, convierten en auténticos fascistas y retrógrados del Medievo, a aquellas manos participes de la opresión más contumaz, perturbada y vergonzante que se pueda recordar. Son las manos de la vergüenza, que permiten la vil crueldad de que otras manos, tras huir del hambre, la miseria, las enfermedades y las guerras… acaben humilladas y desposeídas de dignidad, al pender como colgajos de “pincho moruno” en las vallas de Melilla. Las Vallas de la sin razón y de la demostración más palpable de la involución de la especie humana. 

En nuestras manos está que esto no ocurra. Exijamos abolir de nuevo esta ley, aprobada por Zapatero en el 2006  y 1 año después retirada por salvaje y equivocada. 

Juntemos nuestras manos y digamos no a la intolerancia, a la desigualdad y a la xenofobia. 





Mostremos nuestras manos sin cuchillas, abiertas de par en par. Ofrezcámosles cobijo y ayuda, aunque sea porque algún día puedes ser tú el que se encuentre enganchado en la valla de la desdicha y la miseria que es la vida, y necesites ser ayudado, curado y acariciado por las manos del oprimido del "diferente".


Porque ningún ser humano es ilegal. ¡NO, A LAS VALLAS ASESINAS DE MELILLA!


“Me reconforta saber que también existen manos como las de mi abuela, las de mi madre o las de tantas y tantas mujeres, que han contribuido a  sustentar el mundo como hasta ahora, haciéndolo un poco más soportable y humano”.

Oscar Ara

1 comentario:

  1. Como muy bien dices, las manos reflejan cómo somos. Ponen los pelos de punta las manos de la vergüenza. ¡Mucho ánimo!.

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