Durante
estos convulsos días de independentismos peligrosos, de declaraciones
machistas, de Ébolas contagiosos y de tarjetas opacas, he preferido permanecer
a la expectativa para intentar comprender, si se puede, toda la información que
un españolito medio tiene que asimilar sobre esta España enferma.
En lo
que va de mes de octubre, la Marca España; ese eslogan que algún iluminado
considero como un potencial señuelo con el que ensalzar ante el Mundo, las
maravillas del País de Rafa Nadal, de la Roja, de Gasol & compañía, frente
a tanto cenizo, pesimista y aguafiestas…
ha sido motivo de mofa y recochineo no solo en las redes sociales a nivel
nacional, sino también (y es lo más grave) en los medios de información y redes
sociales a nivel mundial.
Y como
la casualidad es antojadiza y juguetona, para mayor regocijo y ensañamiento de
la sátira nacional, se celebra justo por estas fechas, el “Día de la Hispanidad”. Un día que seguramente muchos
de los descendientes de aquellos indígenas del “Descubrimiento de América”; seres
salvajes y semidesnudos, pecadores y carentes de alma a los que la Madre España
acogió salvándolos del pecado y la depravación… rememorarán como se merece, con
fanfarrias y cabra de la legión incluida, y lo harán infinitamente agradecidos.
Seguro.
Pero centrándome
en lo que me preocupa, en lo cercano, el “Día de la Hispanidad” representa
nuestra fiesta, “La Fiesta Nacional”… ¿Pero qué fiesta celebramos? ¿Qué significado
le damos a la expresión Hispanidad en la actualidad? Éstas son preguntas
retóricas que empobrecen la imagen de ese Gran Reino (construido a base de
mamporros y sometimiento religioso), que fue España…
Porque
la fiesta de la Hispanidad es, 522 años después:
- ¿La fiesta e hispanidad de los mangantes e impresentables de las tarjetas fantasma de Caja Madrid, ejemplo de esa “Casta Ibérica” que se permiten dar consejos de austeridad o enarbolar la hoz y el martillo, mientras se van de putas?
- ¿La fiesta e hispanidad de la presidenta del Círculo de Empresarios, que con sus “brillantes” palabras justifica la discriminación de la mujer frente al hombre dentro del mundo laboral?
- ¿La fiesta e hispanidad del suicidio irresponsable del president Artur Mas y su consulta independentista, que se juega un órdago a la grande frente al Tribunal Constitucional, sin prever las consecuencias y el peligro que sus actos puedan causar, cuando hablamos del sentimiento de un pueblo cada vez más dividido?
- ¿O hablamos de la fiesta e hispanidad inepta y ridícula con la que se está manejando el Gobierno casposo del PP, representado por una mediocre e incompetente (Ana Mato), que ni sabe, ni se le intuye capacidad ninguna para saber gestionar la mayor crisis de Salud que ha tenido España en muchos años?
¿Paradójico
verdad?
Porque,
volviendo a lanzar mis reflexiones al aire;
- ¿Es obligatorio celebrar la Hispanidad con la que está cayendo?
- Al nuevo Rey Felipe VI, un monarca supuestamente más cercano, moderno y preparado, ¿no le parece vomitivo todos los despropósitos que salpican a su querido País?
- ¿No hubiera sido más inteligente y de sentido común (empatía creo que lo llaman), dejar los desfiles, la algarabía y las fanfarrias para momentos de mayor regocijo nacional?
- ¿De verdad era necesario quedar en evidencia, al mostrar tanta cortesía ante la Jet-set, en un coctel celebrado en el Palacio Real (1500 personas), mientras la verdadera España sufre las consecuencias del virus de la corrupción, el austericismo, el desgobierno, los recortes de lo público o las desigualdades sociales marcadas por el paro y la pobreza ?
Por
todo ello me atrevo a recordarle a la máxima y realísima representación de la
Marca España, a nuestra Católica Majestad el Rey Felipe VI; “Que usted, mi Rey
por la gracia de Dios, representa y es la cabeza visible de todos los españoles,
y no solo de la Gentleman People a los que tuvo a bien saludar el pasado día 12
de octubre... y entre los que se encontraban personajes tan "honorables" como el expresidente
del Tribunal Supremo Carlos
Divar o la maravillosa y siempre acertada Mariló Montero entre
otros”
Porque
permítame aconsejarle (seguramente mejor que su exconsejero Rafael Spottorno), como
vasallo suyo que soy y desde el máximo de los respetos y humildad, que a mi
entender; las responsabilidades se asumen y se encaran de frente. Y que en
pleno S. XXI no solo sirve el ostentar una percha envidiable en trajes de
soldadito valiente y princesas de “Cuento de Hadas”, que en nada se parece al
“País de Nunca Jamás” en el que se ha convertido España. SU ESPAÑA.
Y
abusando de su Real confianza le pido, aún entendiendo que usted no tiene
ningún poder ejecutivo (en manos del Gobierno). Le ruego como única baliza de
socorro que me queda, que se enfrente a la deriva a la que nos está llevando
éste Gobierno que no me representa y al que no puedo pedir algo que no me puede
dar, como es: humildad, honradez, inteligencia y sobre todo DEMOCRACIA REAL.
Por todo ello
le ruego, le suplico, que abandone la comodidad de los monarcas de Prensa
Rosa y asuma su papel como lo hizo el Rey Arturo en tiempos donde la palabra
honor y caballerosidad no se ponían en entredicho. Da igual que seamos
republicanos o monárquicos (eso es otra historia), es nuestra última esperanza
para acabar con tanta mediocridad e incompetencia… porque en un año que queda
para las generales, su reino, el mío, estará hundido.
Oscar
Ara
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