martes, 18 de febrero de 2014

LAS TRAMPAS DEL MINISTRO WERT

Encogido y medio tiritando entra Fernando al autobús escolar. Enfundado en su capucha y sus grandes cascos, no saluda a ninguno de los compañeros con los que se cruza mientras se dirige al final, al último lugar… un lugar familiar en el que se siente a gusto, como acostumbra a sentirse en su recién estrenada adolescencia siendo el rebelde sin causa, el incomprendido, el última de la fila. 
A José le lleva su padre, que de camino al trabajo se desvía unos cuantos kilómetros para dejar a su queridísimo hijo en la misma puerta del Instituto. José es un chico timorato, de aspecto endeble y excesivamente arropado y protegido por sus progenitores. La cara de miedo recobra vida nada más salir del coche. Todo permanece en secreto.  

Sergio tiene aproximadamente 15 minutos andando hasta el Instituto, los mismos 15 minutos de todos los días, ni uno más ni uno menos. Minutos que transcurren en una absoluta y rara sensación de ingravidez y ausencia de memoria, de pertenencia. Sergio da la última calada en la puerta del Instituto.
Omar antes de ir a clase lleva al colegio a su hermana pequeña bien agarrada y aferrada a él, para que no se repita lo ocurrido aquel fatídico día de abril de hace 4 años… donde los recuerdos turbios y confusos solo adivinan ver el rostro de su madre llorando desesperada. No permite ser ayudado para subir la rampa que le da acceso al interior del Instituto. Con el tiempo ha adquirido la fuerza suficiente. 
Los cuatro llegan puntuales a clase, y perezosos saludan al profesor antes de ocupar con desgana sus lugares ya establecidos por la fuerza de la costumbre y la repetición. 
Sergio sonriente se muestra extrañamente embriagado. No entiende lo que le acaba de contar su compañero de pupitre entre risas, su memoria falla últimamente más de la cuenta. Escucha la cantinela del profesor entre los susurros de sus compañeros que no paran de hablar a su alrededor, los ojos se empiezan a cerrar por sí mismos, sin remedio, sin querer queriendo. 
Omar con el ceño fruncido, se sitúa justo delante de la mesa del  profesor y no quiere saber nada del resto de los compañeros, a los que tiene a su espalda… Las secuelas del accidente han convertido a un chaval extrovertido y alegre, en un joven tirano receloso de cualquier acercamiento físico y/o emocional. Su aislamiento social lo convierte en un antipático para el resto. 
José siempre con la mirada esquiva, se sitúa bajo el brazo protector del profesor, justo a su lado en la primera fila. Acostumbrado como está a recibir las burlas de sus compañeros, José ha aprendido a no quejarse y a tragarse su orgullo si alguna vez lo tuvo. Ir al Instituto todos los días, es un desafío de valentía que asume con resignación y equivocada soledad. 
Al final, en la última fila se sienta Fernando, que no quiere ser visto, no quiere ser molestado y no quiere existir para nadie y menos para el representante máximo de la autoridad, el profesor. La separación de sus padres, hace ya 2 años, hizo odiar todo aquello que le recordará la figura paterna. Sus reacciones inesperadas y violentas han sido aprendidas desde muy joven y es la única herencia que su padre le ha sabido dejar.  
Omar, Sergio, Fernando y José son una muestra, un ejemplo de los alumnos que como profesor me he ido encontrando un curso sí y otro también, a lo largo de mis 6 años de experiencia con adolescentes “problemáticos”, que no saben, no pueden o no quieren afrontar las dificultades que les ha tocado vivir. 
En esta última década, alumnos como los mencionados, con dudosas capacidades académicas, han encontrado en Programas Curriculares como los PCPIs (antes Garantía Social) un acomodo, un chaleco salvavidas en los que aferrarse para intentar corregir sus conductas inadecuadas. En estos Programas los chavales descubren una nueva forma de aprender, de entender desde la práctica, desde lo significativo y cercano de los contenidos, que los acercan a profesiones u oficios que se ajustarán a sus gustos o intereses aún por descubrir, como por ejemplo: automoción, electricidad, administrativo… y así hasta 26 perfiles profesionales. 
Estos programas como digo, han ido funcionando a lo largo de la última década no sin dificultades, e incluso muchas veces gracias al compromiso único del profesorado que frente a la administración, y a pesar de ella, han sabido sacar adelante los PCPIs, aún sin contar con la financiación necesaria y adecuada para una Formación Pública de calidad.  
La fuerza de la imaginación, la fe inquebrantable de los docentes y los equipos directivos que los apoyaban; han ayudado a que los PCPIs sirvieran y cumplieran con dignidad la misión para la que estaban destinados... que no era otra que reenganchar a los alumnos “descarriados” de nuevo al mundo de la enseñanza reglada a través de la F.P. o como ocurría en el pasado, dotarlos de unas habilidades profesionales básicas con las que competir en el fertil mercado laboral español, utilizando como eje vertebrador y motivacional un oficio, un perfil profesional que se adapte a los gustos del educando. 
Pues bien, todo ello se va a ir al traste con la aprobación por decretazo y a las bravas de la “salvadora” Ley de Formación Profesional Básica para el curso que viene. El empeño que ha mostrado el ministro Wert en la puesta en marcha de este nuevo proyecto educativo, de manera apresurada e improvisada, esconde oscuras pretensiones y tendrá unas consecuencias nefastas para los alumnos… 
1.  Porque no se puede desmantelar un Programa que funcionaba y estaba consolidado y cambiarlo por otro que se ha sacado de la chistera el Sr. Wert, de forma acelerada y sin consenso. 
2.    Porque la Formación Básica está encaminada a tapar y esconder el fracaso Escolar que manifiesta el informe PISA tan machaconamente y que tanto preocupa al ministro Wert. Con la F.P. Básica desaparecerán de repente un número elevado de alumnos de la ESO y por lo tanto los malos resultados que estos acarrean al demoledor informe PISA año tras año. Por lo tanto, utilizan ésta nueva vía Educativa de tapadera que les garantice unos inmejorables datos estadísticos de la noche a la mañana, y con ello sacar rédito electoral como acostumbran… sin preocuparse de lo más importante, los chavales como Omar, Fernando o Sergio… porque ellos no importan, son simple estadística para nuestro Wertgonzoso ministro y su Jefe el presidente Rajoy…  

De forma secundaría, también afectará... 
3.    Porque la implantación de la F. Básica supondrá la elaboración de un nuevo currículum de manera acelerada y seguramente equivocada, y la necesidad de instalaciones y espacios que muchos centros no contarán.
4.    Porque los PCPIs actuales tienen 15 alumnos como el receloso Omar, el confundido Sergio o el timorato José… 15 como máximo. Y la F.P. Básica se podrá tener hasta 30 alumnos de muy diferentes personalidades y capacidades, con el mismo numero de docentes. Lo que supondrá  una vez más, precarizar la enseñanza. 
5.     Porque supone eliminar familias profesionales que contenían los PCPIs hasta ahora y pasar de las 26 actuales, a 14 para el curso próximo. Esto llevará claramente a la eliminación de puestos de trabajo... teniendo así que reajustar plantillas, eliminar plazas de interinos en muchos casos y recolocar a los docentes con plaza fija. PRECARIZACIÓN Y RECORTES. 
6.    Porque los alumnos que se aventuren a semejante improvisación formativa, no podrán titular en la ESO en un 99´9% de los casos, por más que exista una posibilidad de reválida… ésta será pura ficción. Sin contar también, la dificultad de acceder a la F.P. de Grado Medio en los casos en que no existan plazas suficientes. Porque en estos casos, la preferencia la tendrán siempre los alumnos de “clase A”, los privilegiados que hayan realizado y titulado en la ESO. 
7.     Porque señores, en conciencia, el decretazo y la mayoría absoluta, no les da derecho a imponer sus ideales sin ningún tipo de consenso ni relación con la comunidad educativa en un tema tan delicado como la Educación… y además, permitirse utilizar el futuro de unos jóvenes de carne y hueso para sus siniestros experimentos políticos. Sr. Wert. Sr. Presidente Rajoy… háganselo mirar, de verdad.   

Mi reflexión para concluir es muy simple… 
Está bien que nos engañen, que nos estafen, que se rían en nuestra cara. Está bien que nos estrangulen económicamente y hasta que se crean que lo están haciendo por nuestro bien… pero por favor, tengan un poquito de humanidad y no nos utilicen como simples cifras porcentuales a las que eliminar, a las que borrar de sopetón tirándolas a la basura. Porque ni Omar con su parálisis, ni José con sus miedos, ni Fernando con su rabia e incluso ni Sergio con sus olvidos, se merecen ser tratados así. ¡No lo vamos a consentir!
No se atreverán, no pueden ser tan hijos de …

FIRMA Y COMPARTE SI TE PREOCUPAN TUS HIJOS O LOS DE TUS AMIG@S. 
No a la Formación Profesional Básica. No a la LOMCE.
http://www.change.org/es/peticiones/sr-jose-ignacio-wert-no-implantar-la-formaci%C3%B3n-b%C3%A1sica-expr%C3%A9s-el-curso-2014-2015?recruiter=19273129&utm_campaign=invite_page_mobile&utm_medium=twitter&utm_source=share_petition


Oscar Ara



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