Todos
los días nos despertamos con noticias que pasan más o menos desapercibidas
dentro de la maraña de información dolosa y pesimista en la que nos envuelve,
día sí y día también, nuestra querida Españistan. Me hizo gracia una de ellas.
No pare de darle vueltas, porque aclaraba de una vez por todas, la cuadratura
del círculo, y me abría definitivamente los ojos a un come come que no me
dejaba pegar ojo (valga la redundancia).
Parece
ser que la DGT o Dirección
General de Tráfico, ha tenido a bien informar con datos
porcentuales, del elevado riesgo que tienen de sufrir un accidente de tráfico,
exactamente el doble, todos los ciudadanos que cuentan con un coche de más de
diez años, respecto a aquellos afortunados que cuentan con un coche más chachi
piruli.
Nos
informan cariñosamente y de manera fraternal; que los sistemas de seguridad
activa, pasiva o preventiva de los viejos cacharros no son lo suficientemente
efectivos como para salvarnos de darnos un castañazo y enviarnos al más allá
por la autopista de la muerte, sin pasar por casilla de salida, ni peaje que se
le parezca.
O sea,
que tengamos a bien comprarnos un cacharro nuevo, y de paso animar el cotarro
de la industria de la automoción que está muy malita, si no queremos palmarla a
las primeras de cambio, con toda la parentela, suegra y gato incluido. Todo un
detalle por parte de la amabilísima DGT que siempre ha cuidado tanto y también
de todos nosotros, los torpecicos e incautos conductores españoles y sus
descuidadas billeteras. Gracias.
Qué
tiene de extraño esta noticia, pensaran ustedes. Qué hay de malo en que la DGT
nos informe y nos clarifique, que tu Manolo tienes que cambiarte de una
puñetera vez el Peugeot 205 de doble carburador que no hace más que contaminar,
gastar y no tira un pimiento Manolo.
Qué hay
de malo en la notificación, donde se nos informan de la potencia, cilindrada,
número de bastidor o peso máximo que se puede cargar la furgoneta de Vicente.
Esa que lleva utilizando desde hace más de dos décadas, para hacer la ruta de
la comarca de la Jacetania repartiendo ese pan que solo su familia ha sabido
hacer generación tras generación. Y que ahora gracias a la voracidad de los
Alcampos, Mercadonas e HiperCors de turno, no le llega casi ni para combustible,
y ya no digamos para soñar siquiera, en comprar una Mercedes Vito o una Ford
Transit, como era su intención.
Para
una mente perversa y atrofiada como la mía, ahí radica lo miserable de la
noticia, señores. La Dirección General de Tráfico, te está diciendo en tus
propias narices Manolo, Vicente o Raúl, lo ridículo, miserable y pobretona que
es tú vida, al no poder comprarte un aparato de locomoción digno por
unos míseros 15 o 20.000 € de naa, y así poder garantizar tu seguridad y la de
tu familia… ¡Pringao, que eres un pringao!
¡Toma
castaña! Cómo si tú no lo supieras. Cómo si a ti Raúl, te encantara sujetar el
retrovisor derecho con la cinta americana o tentar un mes más a la suerte, al
no tener suficiente cash para cambiar los neumáticos delanteros que se han
quedado sin dibujo.
O como
si tu Vicente, que llevas podrido y herrumbroso todo el suelo de tu fragoneta,
por la conbinación letal de sal y agua de las carreteras de montaña, te
encantará pasar frio en los pies, todos los días, por las malditas
filtraciones.
Definitivamente,
no se puede ser más cínico e hijo de la Gran Bretaña. No se puede hacer tanto
daño gratuitamente y de manera inmisericorde. No se puede ser tan borde sin
querer. No. No se puede. Pero claro, uno recuerda en manos de quienes estamos y
dices; “¡Jodo qué no!"
Es aquí
cuando me entra una mala hooostia…
Porque
se puede ser un partido mentiroso, con cierto tufillo a rancio. Un partido de
gomina pasada de moda, que les da a sus dirigentes y adoradores chupatintas, un
cierto estilo mafioso de Gánster siciliano. Se puede ser el partido de la señal
de la cruz, donde el dogma no es solo cuestión de fe cristiana, sino también de
pupitre y de rodillas en cruz contra la pared. Un partido de bocazas y
donjuanes cobardes que se someten a las primeras de cambio, a las encomiendas
bastardas de la Troika sin dar una alternativa posible que mitigue, un poco, el
sufrimiento de sus conciudadanos…
Pero lo
que nunca puede convertirse un partido político, es en una élite mercenaria del
gran poder que utiliza a los ciudadanos, cuando y como les apetece. Sin el
menor miramiento y con total desfachatez. Que es capaz de reírse a la cara de
los ciudadanos, con notificaciones ridículas como estas, sin ser capaces de
ponerse en su lugar y ver su reacción al leer semejante gilipollez. Empatía me
parece que se llama. Algo de lo que estos y no solo estos carecen por
completo.
Porque
pueden parecer bobos, pero tontos no son. Saben la actual situación de
inmunidad política y judicial en la que se encuentran, tanto por el hundimiento
de la oposición socialista cual Titanic, como por el control total de la
judicatura española…
Y sobre
todo saben la indolente actitud de un pueblo, demasiado acostumbrado al
sacrificio y entregado con resignación a una suerte que no es capaz de
imaginar… por eso les digo, que blanco y en botella.
De esta manera llegué a la
conclusión y clarividencia que comente al principio del artículo. "Hacen
todo lo que hacen porque pueden."
·
Hacen memeces porque pueden.
·
Mandan ridículos, interesados e hirientes
consejos de educación vial porque pueden.
·
Dicen y se desdicen a los 5 min. porque
pueden.
·
Manejan y ocultan la información de un canal
privado que después cierran porque pueden.
·
Salen indemnes de acusaciones sabidas pero
turbiamente camufladas porque pueden.
·
No asumen nunca responsabilidades políticas en
acontecimientos trágicos y dolorosos porque pueden.
·
Castigan al más indefenso y les quitan sus
“privilegios” socio-sanitarios porque pueden.
·
Otorgan el calificativo de terroristas a simples
ciudadanos que les recrimina a la cara sus golferías porque pueden.
·
Recortan, privatizan y lo enmascaran todo en una
falsa e impuesta austeridad porque pueden.
Con
ellos las diferencias sociales se acrecientan, convirtiendo a los ricos
en más ricos y a las clases medias y pobres en las paganas de sus fechorías
reduccionistas, de la precarización salarial… y esto lo hacen porque siempre lo
han hecho así. Aplican la economía basada en la doctrina del Shock (Naomi
Klein), la economía del miedo, del aturdimiento. La economía de la
violación continúa de los derechos esenciales del estado del bienestar, que
tanto y tanto sufrimiento les costó conseguir a nuestros padres y abuelos. Lo hacen porque quieren y pueden
hacerlo.
Y mientras
puedan y les dejemos, se reirán de nosotros.
Mientras
permanezcamos aturdidos y ensimismados en nuestras penas, harán con nosotros lo
que quieran. Porque el poder político tendría que volver a
nuestras manos, las legitimas. Asumiendo de nuevo el papel protagónico en la vida politica y social. Participando y comprometiendonos en la medida de nuestras posibilidades. Recordando la historia, honrándola.
Para ello, tenemos que despertar. Reaccionar y tomar las calles de forma
pacífica pero decidida. Porque el no hacerlo acabará con nosotros, con nuestro
derecho a vivir dignamente.
Ojala
me equivoque.
Oscar Ara
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